Lucian Freud y la subversión del retrato-desnudo masculino

Osvaldo Hernández Muro

 

He tratado de estudiar la forma en que un ser humano se convierte en sujeto.
Por ejemplo el modo en que los hombres aprendieron
a reconocerse como sujetos de sexualidad.
Michael Foucault [1]

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Photo of Hockney and Lucian Freud in Freud’s atelier

 

Quizá el último gran pintor de retratos-desnudos realistas, Lucian Freud se convirtió para muchos en un icono de la resistencia de la pintura contemporánea. Lucian nació en Berlín el 8 de diciembre de 1922 y falleció el día 20 de julio del 2011 a los 88 años de edad, su muerte cierra el círculo de una inigualable producción pictórica obsesionada con la imagen del sujeto y del cuerpo desde una complicidad intima entre el autor y el modelo, en la cual transgrede el lado público y privado de nuestra existencia.

El propósito de la presente nota es hacer mención del aporte del pintor en la temática del retrato-desnudo masculino, en cuanto prescinde de toda temática alegórica, estilización, o censura, para la representación cínica e inmoral del modelo desde el realismo pictórico, y porque es sabido que en la historia del arte se da un retraso de la representación del cuerpo masculino como lo concebimos en la obra de Lucian Freud, es decir de la exposición real, directa y sin censura de un sujeto desnudo sin el pretexto de algún ideal.

Debemos reconocer que la visión del retrato-desnudo masculino en el arte sigue siendo un hecho marginal y de interés minoritario, en comparación con la cantidad de desnudos femeninos que circulan a través de los medios e instituciones culturales, mientras que por otro lado los pintores insisten en situar al hombre desnudo en un contexto alegórico, esto se explica porque dicha intertextualidad con el pasado en que la figura humana era un símbolo de belleza y poder, vuelven aceptable y normativa la desnudez del hombre en pintura.

Los códigos de la figura humana desnuda en la pintura realista implica una disposición singular con el espectador, es decir, respecto al reconocimiento de la predilección sexual como implícita en la mirada; por ello está claro que el retrato-desnudo masculino de Freud es aun más inquietante que el retrato-desnudo femenino, es menos habitual y por tanto más impactante en la temática de su producción.

Las mujeres han sido representadas de un modo completamente distinto a los hombres, y no porque lo femenino sea siempre contrario a lo masculino, sino porque siempre se ha previsto que el espectador “ideal” es un varón, acostumbrado al dominio de la mujer y por otra parte esté corría el peligro de que pudiera identificarse como homosexual en el consumo de un desnudo masculino. En la obra “Pintor y modelo” se invierte la mirada masculina sobre el género del desnudo, aquí un varón se presenta desnudo en un sofá, mientras que a su lado está de pie una mujer vestida que se identifica como la pintora/espectador. La identidad sexual de los personajes es sorpresiva y distinta de las imágenes del desnudo masculino alegórico del arte académico, y por otro lado permite la consideración de un público femenino que disfrute de este tipo de imágenes; cabe señalar que la posibilidad de una mirada femenina fue una cuestión al margen en pleno inicio y desarrollo del arte moderno o de vanguardia, solo intente, imaginar otro cuadro o pintor del siglo XX que presente la misma escena y los mismos roles.

 

Leigh Bowery & Lucian Freud

Leigh Bowery & Lucian Freud

 

En la obra “Hombre desnudo en cama” directamente se ve a un hombre recostado boca arriba con ambas piernas dobladas y separadas, con su mano izquierda se cubre los ojos, tal vez siendo molestado por la luz de una lámpara en el estudio pero que da la impresión de vergüenza en este gesto, al centro de la imagen se muestra su sexo. Es un desnudo frontal bastante inusual, pues pocas veces vemos que un hombre exhiba sus genitales en el centro de una composición pictórica.

Freud toma desprevenido al espectador por situar a su modelo en una atmósfera de relajada sexualidad, en un aspecto privado como lo es desvestir el cuerpo, Freud apela a los instintos y a la naturaleza en contra de los códigos o predilecciones convenidas, cada imagen es desafiante por su propia realidad; este estado directo y vulnerable del ser humano parece una visión humillante, pero en verdad Freud no pretende una visión vulgar, negativa o cruel sobre su modelo, no pretende mofarse de las deformaciones o marcas del cuerpo, para él un retrato-desnudo no es una cuestión moral ni tampoco sentimental, la obra sin hacer un juicio de la belleza de la persona, sólo presenta el aspecto inevitable de la desnudez, su sexualidad, su forma sin censura y su naturaleza instintiva, Freud desnuda al desnudo.

Si se observa la obra “Desnudo con una pierna levantada”, se muestra la representación de la corporalidad plena, el sujeto revela su sexo, su peso, y queda impregnado de la sensación de su carne, es un ser humano pero visto como un animal desnudo, es decir vive y se percibe en un cuerpo biológico con un instinto interior inmanente, consciente de ello el modelo se muestra calmado, pero es inevitable a todo espectador ser afectado por mirar una condición intima como también por considerar su propia encarnación.

La evidencia de los órganos sexuales en el centro de sus obras constituye también una alternativa en la pintura moderna con sumo descaro al señalar la vitalidad orgásmica y reproductiva del cuerpo y acentuando el impacto real de la desnudez, además la descripción detallada de las marcas de la piel y genitales son para la mirada del espectador el encuentro de una intimidad. Me refiero a lo íntimo como lo más profundo y singular de la aprehensión humana efectuada por su proximidad con las sensaciones del cuerpo biológico, la intimidad del sujeto paradójicamente, es la manifestación de un impulso interior en la geografía exterior del cuerpo.

Para reconocer como opera la apertura, naturalidad y contacto que propone Freud con el modelo y su cuerpo, vale la pena ver algo de lo que actualmente se presenta dentro del desnudo masculino en pintura, por ejemplo Matthew Stradling (N. 1963.) es otro pintor británico que se sirve del modelo masculino dentro del realismo y de la participación de la homosexualidad, él busca fomentar la aceptación de los homosexuales y su virilidad alejada de los estereotipos del transexual afeminado o el enfermo de sida, por lo que para lograrlo utiliza modelos jóvenes y de aspecto saludable, recordando los argumentos de la pintura académica sobre la belleza ideal de la figura humana.

 

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Leigh Bowery & Lucian Freud

 

Stradling en el desnudo plantea, contrario a la corporalidad táctil o a una naturaleza desafiante, lo que sería el deseo erótico por el modelo, porque mientras que en la desnudez representada por Lucian Freud no se reconoce en sí al heterosexual o al homosexual, sino al animal desnudo; con Stradling a través de la idealización de una naturaleza masculina se observa cómo la obra está vinculada a la promoción de una imagen del hombre basada en los nuevos ámbitos del consumo, es decir en los nuevos regímenes de visión desde la cultura popular y la moda, la cual representa al hombre narcisista -no necesariamente homosexual- que como tal se interesa en explotar su atractivo y sexualidad, al que hoy día llamamos juiciosamente metrosexual.

Al observar la obra “Spirit” frente al “desnudo con una pierna levantada”, y comparar las características del modelo de Freud, que es exuberante, franco y voluminoso, con el modelo de Stradling que opta por el cuerpo atlético, estilizado y liviano, se puede entender que este último es un pintor que desnuda al metrosexual. Entonces desde este ángulo comparativo las obras de Stradling responden a la demanda de un sector social y de consumo de imágenes masculinas, dentro del idealismo erótico del desnudo masculino, mientras que la visión de Freud sigue siendo inesperada, agresiva desde la obscenidad de lo real, anti-social y por tanto, responde firmemente contra la idealización de un modelo masculino a través del autentico realismo, siendo promotor de la naturaleza y forma incorregible en cada ser humano, produciendo en verdad retratos-desnudos que declaran: he aquí el hombre.

Numerosos son los ejemplos en el siglo XX en que las transformaciones de la figura humana desnuda involucran los comportamientos sexistas en la sociedad, la mirada del espectador virtualmente desde alguna configuración heterosexual u homosexual, femenina o asexual, y que a su vez tratan cuestiones antes prohibidas como representación de la realidad; la pintura de Lucian Freud se ha sumado a todas ellas como producción simbólica, para en tal sentido reflexionar acerca de las apariencias y el comportamiento de género, para comenzar a dialogar críticamente con aquellas representaciones que se han subjetivado y forman parte de nuestras experiencias imaginativas, afectivas e intersubjetivas en torno a la desnudez e identidad de las personas.

Bibliografía.

Feaver, William. Lucian Freud. 1ª ed. Nueva York. Rizzoli. 2007.
Foucault, Michel. “El sujeto y el poder.” En Wallis, Brian (ed.). Arte después de la modernidad. Nuevos planteamientos en torno a la representación. del Olmo, Carolina y Rendueles, César (trad.). Madrid. Akal. 2001. Págs. 421-436.
Hughes, Robert. Lucian Freud Paintings. (1a ed. 1988). Reino Unido. Thames and Hudson. Última reimpresión en 2003.
Lampert, Catherine. “Lucian Freud (1922-2011)”. Gonzales Ferriz, y Gascón, Daniel (traductores.). En: Revista electrónica Letras Libres. Septiembre / 2011. <http://www.letraslibres.com/revista/artes-y-medios/lucian-freud-1922-2011?page=full&gt;.
Página oficial sobre el pintor Matthew Strading. <http://www.matthewstradling.com/&gt;.
Smee, Sebastian. Lucian Freud. de la Higuera, Susana (trad.). Madrid. Taschen. 2007.

NOTA: [1] Foucault. “El sujeto y el poder”. En Wallis –compilador- Pág. 421.

http://www.replica21.com/archivo/articulos/g_h/615_hernandez_freud.html